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LA NOCHE DE REYES

LA NOCHE DE REYES Lunes, 6 de Enero del 2014.

LA NOCHE DE REYES

Por José Ignacio Ordóñez Rodríguez (+)

¡Qué noche la Noche de Reyes!  ¡Noche de ilusión y de misterio! La Estrella de Belén, junto con Melchor, Gaspar y Baltasar, son evocaciones dulces de la infancia. Oro, incienso y mirra, sedas de oriente, coronas de piedras  preciosas, caballos, camellos y elefantes, nubes y estrellas en su rededor.

A lo lejos, iluminándolo todo, en su humilde pesebre, el Niño Jesús. Hacia Él fue la caravana misteriosa. Y en nuestros sueños de niños, los juguetes, ¡todos los juguetes del mundo que los Santos Reyes trajeran también para nosotros!

Una larga hilera de zapatos, al pie de nuestras camas, esperaba en esa maravillosa noche los presentes del cielo. Y sabe Dios a precio de qué sacrificios siempre encontrábamos cerca de esos zapatos algo de lo mucho que habíamos pedido en nuestras cartas, siempre y cuando nos hubiéramos portado bien durante el año.

Y la sonrisa de nuestros padres, toda ternura y bondad, es ahora el presente más grato en el recuerdo de aquellas noches maravillosas, las Noches de Reyes de nuestra infancia, en que oíamos el cuento de los Santos Reyes en el disco de 45 RPM, para acostarnos luego, temprano, a dormir. De repente notábamos que  papá y mamá desaparecían y, al día siguiente, al preguntarles dónde habían ido, decían que al cine o al ensayo del coro de la iglesia. Nunca comprobamos si era cierto.

Tradición magnífica ésta, que une la devoción y el caudal inagotable de la candorosa fantasía infantil; que nos hacía volar por el espacio misterioso entre las caudas relucientes de los mantos reales y los cometas. (Entonces el espacio era sólo privilegio de los ángeles y los pájaros). Tan nuestra es la tradición de los Reyes Magos, tan latina, tan dentro de nuestras costumbres religiosas., que éstas no se han perdido del todo y están en el corazón de los porteños, por lo que más bien sólo hay que retomarlas, motivar a la ciudadanía a llevarlas a cabo y darles únicamente los elementos para que puedan continuarlas.

 Que si no eran Reyes; que si más bien eran sabios, magos o alquimistas; de que no eran tres; que no sólo eran de Oriente; que ninguno era negro; que la Estrella de Belén era un cometa; en fin, eso para nosotros, como niños (y aún hoy) fue y es lo de menos, ya que lo importante era recibir los juguetes que año con año nos traían. Aunque ahora algo ha cambiado. Hoy los niños ya no se conforman con las muñecas de trapo, los juegos de té, las matatenas, los juguetes de hojalata y de madera, los baleros, trompos, yoyos, canicas y los recordados boxeadores y cirqueros de madera. No, en la actualidad los pequeños exigen más bien sus barbies, sus nenucos, las autopistas, los transformers, nintendos, play stations, xbox, aviones, helicópteros, etc. Sin embargo, y a pesar de ello, hoy todavía sus cabecitas infantiles siguen soñando con los juguetes que les traerán esa inolvidable Noche de Reyes.

Entonces, no dejemos que nuestros hijos pierdan la ilusión y el candor de esperar a los Reyes Magos con sus regalos, por muy sencillos que éstos sean, por mucha crisis que haya, porque bien vale el esfuerzo con sólo ver sus sonrisas.

Fomentemos pues la continuación de estos días inigualables para la infancia, con esa dádiva, en recuerdo del Milagro de Belén, del Niño Dios, que arrulla sus sueños con la visita legendaria de los Santos Reyes.  ¿Y a usted, qué le traerán los Reyes este 6 de enero?

 

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